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Bogotá, Colombia. 12 septiembre, 2022. Si bien las economías son cada vez más globales e interconectadas, el mercado laboral aún presenta rezagos respecto a la digitalización. En teoría, la Internet permite que a través de un clic las fronteras desaparezcan, al facilitar la conexión de millones de trabajadores con grandes empresas en cualquier parte del mundo y viceversa. Sin embargo, en la práctica, el panorama es muy diferente, pues la amplia burocracia, políticas migratorias sumamente complejas, entre otros factores, han generado que la contratación descentralizada sea, en ocasiones, un verdadero dolor de cabeza.
Uno de los sectores que más se ha visto afectado por estas barreras es el tecnológico, como lo señalan datos de la consultora PageGroup, que indican que para el cierre de este año habrá un déficit de 48% en la mano de obra digital en América Latina, y Chile no será ajeno a este panorama. Por otro lado, en Chile el Servicio Nacional de Capacitación y Empleo (Sence), informó a través de su reporte llamado: “Pulso de Demanda de Empleos TI” que el 70% de las empresas en el país proyecta contratar perfiles digitales durante el año en curso, siendo los más requeridos: Desarrolladores de Software, Desarrolladores FullStack, BackEnd, FrontEnd e Ingenieros de Software. Tema relevante para el país, si se considera un déficit a nivel global de este tipo de profesionales.
No obstante, estos datos resultan paradójicos, entendiendo que según el más reciente Reporte de Contratación Internacional de Deel, los ingenieros de software y sistemas, así como los desarrolladores web de la región son de los roles más contratados por las empresas en el extranjero. De hecho, según la investigación, una de las áreas laborales con mayor crecimiento en términos de salario en la región durante el último semestre fue justamente la ingeniería, con un aumento del 253%.
Esta situación me lleva a reflexionar y preguntarme por qué existe un déficit de talento tech en América Latina si la región, y específicamente Chile, son exportadores de estos profesionales. La respuesta es que algunos roles se están adaptando más rápido y fácil a las nuevas dinámicas del mercado laboral que las mismas organizaciones. Una muestra clara de ello son los programadores quienes, entre otros profesionales, le están demostrando al mundo cómo hacen su trabajo de manera eficiente, rápida y, sobre todo, aprovechando las bondades que la interconexión y la digitalización ofrecen.
Las empresas globales son conscientes del potencial del talento chileno y están apostando por quienes se atreven a superar las fronteras. La capacidad adaptativa que ofrecen este tipo de perfiles se compara con la de muy pocas profesiones porque sus habilidades trascienden barreras idiomáticas y geográficas ya que C ++, Python, Java, etc. son los mismos acá, en Reino Unido o en Corea. Los programadores realmente hablan un lenguaje universal.
¿Por qué no ampliar este “poder global” a otras profesiones y descubrir el verdadero potencial de nuestras organizaciones? Si el futuro del trabajo está más distribuido, ¿no deberían las empresas descentralizar su enfoque y desestigmatizar la contratación global? El llamado es a que las compañías reconozcan que vivimos en un mundo globalizado que brinda oportunidades más allá de las fronteras y que nos invita, permanentemente, a pensar de forma flexible e inclusiva.
Las empresas deben adaptarse si quieren crecer y competir, y no pueden ignorar a una fuerza laboral transfronteriza, que contribuye cada vez más al cumplimiento de los objetivos de negocio de las organizaciones. Hoy, en el Día del Programador, es el momento oportuno para destacar la labor de estos grandes profesionales que cada día están demostrando los beneficios de los equipos remotos diversos y están creando el camino para una verdadera globalización del mercado laboral.
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