Tokio, Japón. 17 noviembre, 2015. Es posible que al final, dentro de 10 o 20 años, todos los automóviles acaben aquí, donde empieza el Toyota Mirai. El primer sedan de hidrógeno fabricado en serie combina lo mejor de los dos mundos: las emisiones cero de los modelos eléctricos y una autonomía y tiempo de recarga similares a los de los térmicos. De momento esta maravilla tecnológica es prohibitiva: unos 66.000 euros (sin impuestos) en Alemania, Dinamarca y Reino Unido, únicos países europeos con una red mínima de hidrogeneras (estaciones de abastecimiento) que haga viable su comercialización.
Pero lo importante del Mirai es que confirma la madurez técnica de la bateria de combustible como alternativa viable a mediano plazo para lograr la sostenibilidad del automóvil. Sin embargo, su futuro dependerá de la rapidez con que evolucionen las baterías y la autonomía de los autos eléctricos. Si llegan pronto a 500 kilómetros, como se prevé, serán igual de ecológicos, pero mucho más fáciles y económicos de fabricar que los de hidrógeno. Y les dejarán sin espacio en el mercado.
Toyota quiere que el Mirai repita el papel que hizo el Prius con los híbridos, pero en el hidrógeno: lleva vendidos 8 millones de autos con esa tecnología desde 1997. Ahora, casi 20 años después, el nuevo pionero ha empezado el camino con buen pie dentro de su modestia: estaba previsto fabricar 700 unidades en 2015 y 1.000 en 2016, pero la demanda en Japón obligó a subir la cantidad a 2.000 para 2016.
El Mirai mide 4,88 metros de largo (como un Audi A6) y tiene una imagen tecnológica que parece la evolución futurista del Prius. Cuida la aerodinámica (Cx: 0,29) y adopta un frontal en cuña con dos grandes entradas verticales de aire. En el lateral destacan las aletas, muy marcadas, y la parte trasera es bastante alta para poder ofrecer un maletero aceptable (361 litros), todo un reto, porque la bateria y los depósitos de hidrógeno restan mucho espacio. El interior mantiene el mismo aire, con pantallas y dispositivos que crean un ambiente ‘tecno’ muy sofisticado y cuidado. Y ofrece cuatro plazas desahogadas con extras como tapicería de cuero y otros detalles.
La mecánica combina la bateria de combustible con un motor eléctrico y una batería de apoyo, todo en el capó delantero y debajo del piso y los asientos. Funciona y se conduce como un auto normal con cambio automático y destaca por su silencio: solo emite un ligero zumbido de fondo y vapor de agua por el escape. Los 154 CV del motor eléctrico ofrecen prestaciones correctas: 9,6 segundos de 0 a 100 km/h y 178 km/h como velocidad máxima. Y 550 kilómetros de autonomía oficial, unos 350 reales.
Destacados
Eventos